Hace 50 años, Laika fue el primer ser vivo que voló al espacio exterior, con esto permitio que comenzará los vuelos tripulados por astronautas.

Yuri Gangarin, el primer cosmonauta, tendría que aguardar tres años y medio para cumplir el sueño del primer ser humano en el espacio, un 12 de abril de 1961.

Laika paso a la historia al ser parte del Sputnik 2, quien consiguiera estar en órbita, sin embargo no existía la tecnología suficiente para poder devolverla al tierra, siendo una de las cinco de trece perros enviados por la URSS que no volvieron con vida.

Remontando a a 1957, apenas había transcurrido un mes del lanzamiento de Sputnik 1, el 4 de octubre de 1957. Fue entonces cuando Nikita Jruschev, lider soviético mando a Sergei Korolyov, padre del programa espacial soviético, su deseo de conmemorar el 40 aniversario de la revolución rusa con el lanzamiento de un cohete tripulado.

Así apareció Laika, como parte de una sugerencia, de que era posible poner en órbita a un animal, Laika junto a otros perros del programa espacial, eran callejeros y sin pedigri, debido a que se creía eran más resistentes a las condiciones del espacio exterior.

Para satisfacer el capricho de Jruschev, el padre de la cosmonáutica soviética, Serguéi Koroliov, tuvo que improvisar sobre la marcha una cápsula espacial sin módulo de retorno.

La suerte de Laika estaba echada, la perra nunca regresaría a la Tierra y sacrificaría su vida para demostrar la resistencia de los seres vivos a los condiciones de ingravidez.

Laika viajó en el interior de una cabina provista de un arnés especial para combatir los efectos de la ingravidez, bebió agua a través de unos dispensadores e ingirió alimentos en forma de gelatina.

Tan solo a las cuatro horas de permanecer en el espacio, Laika murió debido a las altas temperaturas de la cápsula, porque en el ascenso esta se había desprendido del material térmico.