Veinte años tuvieron que transcurrir para que Andrés Calamaro decidiera tocar en México. Pese al tiempo transcurrido Calamaro supo recuperar los años perdidos.

Rock, blues, reggae y tango crearon el ambiente idóneo del pasado lunes en el Auditorio, donde un publico entregado supo corresponder al espectáculo que duro cerca de dos horas y media.

Cerca de las 8:35 abrió con El salmón, momento que hizo que todo el público se pusiera de pie y donde pocos volvieron a sentarse. Con un repertorio que incluyo canciones de su larga trayectoria así como del reciente disco "La lengua popular" hizo que los asistentes fueran una sola voz en temas como Los Chicos, Tuyo siempre, Gin Tonic, Carnaval de Brasil, Todavía una canción de amor, 5 minutos, La espuma de las orillas, Las chicas o Soy tuyo.

Más tarde anunció que sería el momento de los tangos, momento que causo que con los brazos en alto se corearan Los mareados, un tema de dolor que estremeció y que dio paso a Nostalgias.

El momento anecdotico se lo ha llevado Flaca, cuando una dama le obsequió un ramo de flores y Andrés en gesto de agradecimiento repartió flores al publico en tanto que con el resto adorno el suelo del escenario.

El resto de la noche fue para Te quiero, Alta suciedad y Sin documentos cerrando con Paloma, que permitio ver a un Calamaro feliz hasta el punto de besar el suelo del Auditorio como un gesto de agradecimiento por el cariño recibido y por empatía con los artistas que por ahí han pasado.