Conocido en los últimos cincuenta años como H.M., como se le llamó para proteger su identidad, permaneció desde los años 50 en un centro médico en Hartford, Connecticut, donde especialistas estudiaban su caso.

Fotografía de Henry Molayson. Propiedad de The New York Times.

Hasta hace poco con motivo de su muerte se dio a conocer su verdadero nombre. Se trataba de Henry Molayson, quien cuando tenía 20 años perdió su hipocampo en un operación. La operación realizada en 1953 tenía como motivo el corregir un desorden relacionado con la epilepsia, solo le produjo un irreparable cambio. Desarrolló un síndrome neurológico llamado amnesia profunda. Perdió la habilidad para formar nuevos recuerdos.

Molayson sabía que su familia paterna provenía de Thibodaux, La. y la de su madre de Irlanda, recordaba acontecimientos como el crack de 1929 o la segunda guerra mundial pero era incapaz de retener recuerdos en su cerebro por más de 20 segundos. Si una persona entraba a su habitación, podía entablar una conversación pero si salía y volvía a entrar al cabo de unos segundos, Henry comenzaba a hablarle como si no lo hubiera conocido.

Cada vez que conversaba o comía un platillo, era como si se tratara de la primera vez en su vida. Esta incapacidad hacía que cada nuevo día pasara resolviendo el mismo rompecabezas o leyendo las mismas revistas sin que le resultaran familiares. Llego al grado de no poder reconocer a los especialistas que constantemente lo visitaban e incluso cuando falleció su tío, del cual estaba muy apegado, se puso mal, aunque enseguida lo olvidó y más adelante preguntaba si su tío vendría a visitarlo.

La causa de este padecimiento estaba en la operación a la cual se sometió, cuando se le retiro el hipocampo, esto extrajo una de las zonas relacionada con el lóbulo temporal, implicado en la creación de nuevos recuerdos y que se sabe es una de las primeras áreas que se dañan en pacientes con Alzheimer.


Infografía que muestra la región que le fue removida a Henry durante la operación sucedida en 1953. Propiedad de The New York Times.

Durante las siguientes cinco décadas, fue uno de los pacientes más importantes en el estudio de la neurología. Como participante en cientos de estudios ayudo a los científicos comprender los mecanismos del aprendizaje, memoria y destreza física.

La causa del fallecimiento fue un fallo respiratorio que sucedió el pasado martes a las 5:05 en su habitación de Windsor Locks. A la edad de 82 años. Horas más tardes especialistas aún seguían analizando su cerebro.

§ Fogonazos | The New York Times | NPR