El desarrollo en un ambiente pobre no solo es difícil para los niños, también podría ser malo para sus cerebros. Un estudio realizado a largo plazo sobre el desarrollo cognitivo en menores de zonas pobres encontró vínculos entre la infancia en la pobreza, el estrés fisiológico y la memoria en adultos.

Los resultados neurobiológicos apoyan la hipótesis que concibe que los niños que habitan en ambientes pobres tendrán una educación más pobre que sus homólogos de clase media.

"Los niveles crónicos de estrés fisiológico serían un modelo de cómo la pobreza afecta el cerebro y eventualmente interfiere en el logro académico" denotan los investigadores Gary Evans y Michelle Schamberg investigadores del desarrollo de los niños de la Universidad de Cornell.

Durante décadas, investigadores educativos han documentado de forma desproporcionada el bajo rendimiento académico de los niños y adolescentes que habitan en zonas pobres. La llamada brecha de logro, menciona que comparación con otros niños, los niños pobre tienden a ir a escuelas con mala infraestructura y mal equipadas, tienen menos recursos educativos en sus hogares, comen alimentos poco nutritivos y tienen menos acceso a servicios de salud.

De forma simultanea, los investigadores han estudiado las capacidades cognitivas de los niños pobres y los efectos neurobiológicos de estrés en animales de laboratorio. Se ha encontrado que, en promedio, el nivel socioeconómico predice las capacidades mentales, dado que desde los primeros años de educación de niños pobres surge un déficit en capacidades y que continua agravándose conforme avanzan a través de la escuela. Los científicos han encontrado que las hormonas producidas en respuesta al estrés, literalmente desgastan el cerebro de los animales.

Evans y Schamberg consideran que los explicaciones sociológicas de la brecha parecen correctas, pero pueden ser incompletas. Además de que la pobreza tiene obstáculos sociales, puede también representar un obstáculo biológico.

"La diferencia de memoria en adultos puede ser causada por el estrés relacionado con el daño al cerebro causado durante la infancia". Para probar su hipótesis, Evans y Schamberg analizaron los resultados de un estudio a largo plazo del estrés en 195 estudiantes pobres y de clase media de raza caucásica, la mitad hombres y mitad mujeres. En ese estudio, se encontró una relación directa entre la pobreza y el estrés, la presión arterial y las hormonas de estrés se midieron a las 9 y 13 años de edad. A los 17 años, se puso a prueba su memoria.

Mediante un secuencia de elementos que tenían que recordar, los adolescentes que vivieron en la pobreza recordaban en promedio 8, 5 puntos al contrario de quienes estaban vivieron en condiciones distintas quienes tuvieron en promedio 9,44 puntos. La llamada memoria de trabajo es un indicador fiable de la comprensión lectora, expresión oral y resolución de problemas -una capacidad fundamental en el éxito de un adulto-.

En animales de laboratorio, las hormonas del estrés y la presión sanguínea alta están asociados a la reducción de la conexión celular y con volúmenes más pequeños en la corteza prefrontal en el hipocampo. Son estas regiones donde la memoria de trabajo esta ubicada. Pese a que Evans y Schamberg no escanearon el cerebro de los niños, los resultados sugieren que el mismo mecanismo opera en los infantes.

Las estructuras del cerebro cambian por el estrés resultando afectada la vida temprana en los modelos de animales. McEwen tomó nota también de que, al menos en los animales, los efectos del estrés producen cambios en los genes que se transmiten de padres a hijos. Los efectos de la pobreza podría ser hereditaria.

Los resultados, aunque atractivos, todavía necesitan que se comprueben y refinen. "Son sólo la medición de marcadores biológicos de estrés", dijo Kim Noble, de la Universidad de Pensilvania quien estudia la relación entre la pobreza infantil y la cognición. Otras consecuencias mentales de la pobreza también deben ser medidos.

"Creo que los diferentes resultados cognitivos tienen diferentes causas", dijo Noble. "Algo como la memoria de trabajo podría estar más relacionada con el estrés, mientras que el idioma puede ser asociado con horas de lectura con sus hijos."

Aún así Noble considera que el estudio "esta muy bien hecho. Tienen un impresionante conjunto de datos". Y aunque algunos detalles siguen siendo incompletos, las pruebas de las conexiones entre la pobreza y la neurobiología son lo suficientemente fuertes como para justificar las pruebas del mundo real.

§ PNAS