Concepción artística de la Nube Interestelar Local, conocida como "Pelusa Local" (Local Fluff). Créditos: Linda Huff (American Scientist) y Priscilla Frisch (University of Chicago), APOD.

Un grupo de científicos de la NASA, dirigidos por Merav Opher, han revelado que el Sistema Solar está atravesando una nube interestelar.

Los resultados provienen de datos que proporciona Voyager, sonda que actualmente se encuentra en orbita más allá de Plutón, e indican un fuerte campo magnético en las afueras del Sistema Solar.

Esta nube Interestelar local llamada “Local Fluff” (”Pelusa Local”) tiene unos 30 años luz de diámetro de ancho, compuesta compuesta principalmente por hidrógeno y helio a una temperatura de 6000 grados centígrados. Su origen data de hace 10,000 años cuando un grupo de supernovas cercanas explotó creando una burbuja de gas que tenía una temperatura de un millón de grados. La nube actual esta rodeada de residuos a alta presión de las explosiones que provocarían que la nube colisionará o se dispersará. La temperatura de la nube local no proporciona la suficiente presión pra poder soportar la presión del gas que la rodea. Entronces ¿cómo es posible que aún exista la nube interestelar?

Las sondas Voyager han respondido tal cuestión. Los datos indican que la nube local está más fuertemente magnetizada de lo que se había previsto en un inicio, entre 4 ó 5 microgauss (el campo magnético de la Tierra es de 500 microgauss). Tal campo aporta una presión extra que se opone la destrucción de la nube local.

La nube interestelar local iniciaría más allá de la heliopausa, una burbuja formada por el campo magnético del Sol y mantenida por viento solar cuya dimensión es de hasta 10.000 millones de km de ancho. La heliosfera actúa como un escudo protegiendonos de los rayos cósmicos galácticos y de las nubes interestelares. El tamaño de la heliosfera es determinado por un equilibrio de fuerzas. Por un lado el viento solar infla la burbuja desde el interior, mientras que la nube local la comprime desde el exterior.


Las dos sondas Voyager de la NASA se han estado alejando del Sistema Solar durante los últimos 30 años. Ahora están más allá de la órbita de Plutón y a punto de entrar en el espacio interestelar.“Las Voyager no están, en realidad, dentro de la Pelusa Local”, dice Opher. “Pero se acercan y se puede percibir  al acercarse lo que es la nube”.

Las dos Voyagers se encuentran en la capa exterior de la heliosfera, o “heliopausa”, donde el viento solar es frenado por la presión del gas interestelar.

La Voyager 1 entró en la heliopausa en diciembre de 2004, la Voyager 2 la siguió casi 3 años después, en agosto de 2007. Estos cruces son claves para el descubrimiento de Opher y su equipo.

El cruce de las Voyager dentro de la heliopausa revelaron el tamaño aproximado de la heliosfera y, por lo tanto, la cantidad de presión que ejerce la nube Pelusa Local. Una parte de esa presión es magnética y se corresponde con los ~5 microgauss que el equipo de Opher ha informado en Nature.


El hecho de que la Pelusa esté fuertemente magnetizada significa que las otras nubes en el Vía Lactea también podrían estarlo. Eventualmente, el Sistema Solar se encontrará con alguna de ellas, y su fuerte campo magnético podría comprimir aún más la heliosfera con respecto a lo que está comprimida ahora. Una compresión adicional provocaría que más rayos cósmicos alcancen el interior del Sistema Solar, afectando el clima terrestre y la capacidad de los astronautas de viajar con seguridad a través del espacio. Por otro lado, los astronautas no tendrían que viajar tan lejos, porque el espacio interestelar estaría más cerca que nunca. Estos eventos se juegan en escalas de decenas a cientos de miles de años, que es el tiempo que tarda el Sistema Solar en pasar de una nube a la siguiente.

“¡Puede haber una época interesante por delante!”, dice Opher.

§ Nature | NASA