Para poder sobrevivir las adversas condiciones climáticas del Ártico los mamuts desarrollaron adaptaciones que se les permitieron vivir en condiciones adversas. Una de ellas fue una mutación que faculto que la hemoglobina presente en su sangre, la proteína necesaria para transportar la sangre que se inhibe a bajas temperaturas, actuara liberando oxígeno incluso a bajas temperaturas.

Se tiene conocimiento de que al enfriarse la hemoglobina, su consistencia se vuelve espesa, haciendo más difícil el poder liberar oxigeno. Por tal motivo ocurren trastornos como el congelamiento de tejidos o la gangrena. Sin embargo el mamut al experimentar este cambio, se volvió casi insensible al frío y pudo seguir abasteciendo de forma normal oxígeno a su cuerpo.

Para comprobarlo científicos de la Universidad de Manitoba, en Canada, analizaron el ADN de un mamut congelado cuyos restos son de hace 43 mil años. Sus descubrimientos les llevaron a la hipótesis de que una mutación en los genes les posibilito haber evitado la inhibición de la hemoglobina.

Tal adaptación está presente también en otros animales mamíferos que habitan en condiciones de clima ártico como es el buey almizclero o el reno. Tal cambio evolutivo ocurrido en el periodo pleistoceno, fue lo que evito la extinción del mamut.

Y es que se sabe que tanto el mamut como el elefante surgieron en África Ecuatorial, lugar desde el cual el mamut migro hacia el Norte hace dos millones de años. A diferencia del elefante, el mamut si pudo habitar en tales lugares.


El Professor Michi Hofreiter, de la Universidad de York, asegura la importancia del estudio radica en que ha permitido reconstruir el pasaje evolutivo de una especie extinta basados unicamente en el ADN.

Referencia

Kevin L Campbell, et al. (2010). «Substitutions in woolly mammoth hemoglobin confer biochemical properties adaptive for cold tolerance». Nature. doi:10.1038/ng.574