Espermatozoides de distintas especies.

Se considera que los genes ligados al sexo evolucionan de forma rápida, sin embargo existe un gen de este grupo que ha permanecido sin variación a lo largo de casi toda la evolución animal. Aparece en casi todos los animales actuales. A ese gen se le denomina Boule, es responsable de la producción de esperma. Científicos de Northwestern University han descubierto además que Boule es, aparentemente, el único gen conocido que exclusivamente se necesita para la producción de esperma de insectos a mamíferos, humanos incluidos.

De acuerdo a Eugene Xu, tal resultado es la prueba más clara de que la habilidad de producir esperma es antigua, con un probable origen de hace 600 millones de años. A la vez el estudio sugiere que la producción de espera en las diferentes especies del reino animal proviene de un prototipo común.

Eel descubrimiento del papel principal del gen Boule en la perpetuación de las especies animales ofrece una mejor comprensión de la infertilidad masculina, y proporciona blancos potenciales para fármacos anticonceptivos, así como nuevas ideas para el diseño de pesticidas, control de parásitos infecciosos y vectores de microorganismos que provocan enfermedades.

Xu comenta que el hallazgo muestra que los humanos, a pesar de nuestra complejidad, todavía compartimos con las moscas características fundamentales, pese a las largas líneas evolutivas que nos separan.

Según el investigador, los resultados sorprenden puesto que la producción de esperma está sometida a una fuerte selección natural. Esta en constante cambio debido la presión de selección sobre genes específicos del esperma. Aunado a ello el macho debe competir para que tenga éxito reproductor. Este elemento específico no ha cambiado entre las distintas especies a lo largo de 600 millones de años, por lo que debe ser muy importante que no cambie.

Boule dice que es probablemente el gen más antiguo hasta ahora descubierto este relacionado con la producción de esperma. Fue encontrado por primera vez en 2001 durante la secuenciación del genoma humano por este investigador.

Antes de este nuevo hallazgo no se sabía si la producción de esperma en las diferentes especies animales provenía de un ancestro en común. Aunque, por ejemplo, las moscas y los pájaros vuelan, la capacidad para el vuelo de ambos grupos de especies evolucionó por separado en diferentes épocas de la historia de la evolución biológica.

Durante el estudio Xu buscó y encontró la presencia del gen Boule en diferentes linajes de animales: mamíferos, insectos, peces, gusanos e invertebrados marinos. Dentro de cada linaje analizó diversas especies que iban de la mosca al erizo marino pasando por los humanos.

El análisis de los peces resultó el más difícil. Solicitó una trucha arco iris en el mercado de pescado de Chicago y resultó que no tenía testículos. Como esta parte de la anatomía era importante (para posible sorpresa del pescadero) en la investigación, Xu decidió pescar sus propias truchas.

El descubrimiento de que este gen común puede tener usos prácticos sobre la salud humana, incluyendo la anticoncepción masculina. Cuando el grupo de Xu bloqueó el gen Boule en ratones éstos no produjeron esperma, pero aparentemente no presentaban otros problemas de salud. Boule podría ser un blanco ideal para un fármaco anticonceptivo, según Xu.

Además podría ser utilizado para reducir enfermedades causadas por mosquitos y parásitos del estilo de los gusanos. El bloqueo de Boule en animales interrumpe su reproducción y así se podrían controlar a los parásitos o a los gérmenes productores de enfermedades a través del control de sus vectores (como los mosquitos).

Xu sugiere que también se podría utilizar Boule como blanco a la hora de diseñar nuevos pesticidas, aunque no dice nada sobre las posibles consecuencias medioambientales de esta idea.

Para dar más peso a sus resultados Xu examinó a la anémona marina, encontrado también en ella el gen Boule, confirmándose así la antigüedad de este gen.

Fuentes y referencias: