Crédito: Warner Bros.
En esta semana en el Periódico El Universal apareció una nota titulada "Mexicanos consideran “peligrosos" a científicos", que si bien posee un título sensacionalista, da motivo para la reflexión. Para mayor referencia es posible tener acceso al documento "Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México 2009" (XLS), que fue la encuesta de la cual surgió el artículo.

La encuesta permite constatar que desgraciadamente vivimos en un mundo de contrastes, como los definía hace años Carl Sagan en su libro "El mundo y sus demonios", donde la Ciencia convive con el oscurantismo en un desolador panorama que parece no tener fin.

En este sentido, donde la homeopatía, astrología, parapsicología y otros pseudociencias tienen cada vez más cabida y respaldo, no resultaría extraño que también se aceptara la existencia de OVNIS y en consecuencia reconocer la Ufología como un compendio de verdades.

Por fortuna la Física puede ayudarnos para descartar la existencia de los OVNIS y por ende la Ufología. El concepto de OVNI (Objeto Volador No Identificado) surgió en 1947 en Washington, en ese año el piloto Kenneth Arnold afirmó que nueve objetos si identificar habían surgido de manera espontánea frente a su nave. Presa del pánico y una vez en tierra, relato a un grupo de personas entre los cuales se encontraba un reportero como había visto objetos que "volaban erráticamente, como un plato lanzado al agua".

La prensa hizó el resto y las declaraciones de Kenneth se malinterpretaron, tergiversaron y se terminó diciendo que Arnold había visto naves con forma de platillos voladores. Desde entonces reportes de objetos voladores se han reportado alrededor del mundo.

Naves con formas más o menos aplanadas (discos, semisferas, cilindros) redondeadas, sin aristas que despiden luces intensas y que realizan movimientos a grandes velocidades son historias contadas una y otra vez a través de distintas facetas.

Una de los argumentos constantes en cada uno de los relatos que aseguran haber visto un OVNI describen como no emitían ningún sonido, lo cual resulta poco creíble cuando se considera que tales objetos vuelan a más de 2,000 kilómetros por hora. A tal velocidad se supera la barrera del sonido (1,224 kilómetros por hora) produciendo una sonora e impactante explosión sónica.

Por más avanzada que sea su tecnología, de existir, que resulta algo improbable, el vuelo de estas naves debe ser tan ruidoso como cualquier objeto que logre tal velocidad.

También los testigos de tal peculiaridad, cuentan como las naves giran sobre su propio eje. De producirse esto se lograría una fuerza centrífuga en la nave, haciendo que sus pasajeros fueran lanzados a los extremos de la nave y ahí permanecieran sin poder evitarlo, debido a la fuerza que se genera sobre ellos.

Por más que en las películas de ciencia ficción las naves giren y a los extraterrestres parezca no pasarle nada, la realidad es contraria y no son más que un error en las películas.

Otro fenómeno conocido son los giros que realizan a una gran velocidad, lo cual de ser cierto llevaría a la muerte de sus tripulantes. La Tierra ejerce una fuerza de gravedad cuya aceleración es de 10 metros por segundo (conocida tal fuerza como g). Al aumentar la velocidad de aceleración, aumenta la fuerza g, por ejemplo a 30 metros por segundo de aceleración se obtendrían 3 g y haría que el peso de los cuerpos aumentarán en la misma proporción.

"Un platillo volante desplazándose a 1080 km/h y que girase repentinamente hacia un lado en ángulo recto a la misma velocidad en una décima de segundo sufriría una aceleración de 300 g’s."
Sergio L. Palacios "La guerra de dos mundos"

El ser humano tolera soporta 10 g, resulta difícil imaginar a extraterrestres que soportan tal fuerza sin sufrir ningún daño en sus órganos.

No podemos olvidar por último que muchos de estos avistamientos, son producto de fenómenos tales como la luminosidad de Venus, gases de los pantanos, anomalías de la atmósfera, basura espacial, satélites, aviones y ecos de radar.

Llegado a este punto aunque no sea posible negar de manera absoluta la existencia de vida extraterrestre si es posible mediante los conocimientos que poseemos reconocer que los OVNIS es posible que no existan, puesto que no existen pruebas consistentes y concluyente que lo demuestren.

Referencias:

Cendrero, "¿Es posible desmontar la ufología utilizando sólo la física?", El busto de Palas.