[Hermann Hesse, "El lobo estepario"]
I
"El hombre poderoso en el poder sucumbe; el hombre del dinero, en el dinero; el servil y humilde, en el servicio; el que busca el placer, en los placeres. Y asà sucumbió el lobo estepario en su independencia. Alcanzó su objeto, fue cada vez más independiente, nadie tenÃa nada que ordenarle, a nadie tenÃa que ajustar sus actos, solo y libremente determinaba él a su antojo lo que habÃa de hacer y lo que habÃa de dejar. Pues todo hombre fuerte alcanza indefectiblemente aquello que va buscando con verdadero ahÃnco. Pero en medio de la libertad lograda se dio bien pronto cuenta Harry de que ésa su independencia era una muerte, que estaba solo, que el mundo lo abandonaba de un modo siniestro, que los hombres no le importaban nada; es más, que él mismo a sà tampoco, que lentamente iba ahogándose en una atmósfera cada vez más tenue de falta de trato y de aislamiento. Porque ya resultaba que la soledad y la independencia no eran su afán y su objetivo, eran su destino y su condenación, que su mágico deseo se habÃa cumplido y ya no era posible retirarlo, que ya no servÃa de nada extender los brazos abiertos lleno de nostalgia y con el corazón henchido de buena voluntad brindando solidaridad y unión; ahora lo dejaban solo."
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