Los métodos actuales no tienen en cuenta el panorama completo para un verdadero cálculo del riesgo.
Una de las muchas aves migratorias de América del Norte. Créditos: Thomas Cantwell.


Se ha estimado que una de cada diez especies podría extinguirse a finales de este siglo como consecuencia del cambio climático. Profesionales de la conservación están trabajando para entender cómo el cambio climático va a influir en las especies y el desarrollo de estrategias para la gestión de los riesgos, pero las especies migratorias constituyen un desafío particular. Estos migrantes de larga distancia que pasan parte de su ciclo anual en hábitats diferentes, en diferentes latitudes, a menudo cruzan las fronteras geopolíticas.

La migración es una respuesta adaptativa a la variación geográfica y estacional de los recursos, pero el cambio climático podría alterar a las antiguas y, a veces impecablemente cronometradas, relaciones entre las especies migratorias y su entorno. Los cambios en las condiciones ecológicas que está teniendo lugar en los dos extremos de una ruta migratoria, hace difícil predecir cómo las alteraciones del clima afectarán a la especie.

Evaluaciones del cambio climático se utilizan para desarrollar una comprensión de la vulnerabilidad de las especies al cambio climático y los esfuerzos de manejo. Estos marcos se están convirtiendo en los principales instrumentos de apoyo a las decisiones para la conservación en los EE.UU., pero que puede estar haciendo un flaco favor a las especies migratorias, de acuerdo a un comentario publicado en Nature Climate Change.

Las evaluaciones actuales aún no están a la altura en la predicción de la vulnerabilidad de las especies migratorias al cambio climático, no consideran el estado migratorio de la especie o los factores que afectan a la especie fuera de sus lugares de cría. Impactos del cambio climático en una fase del ciclo anual de la especie podría afectar también al siguiente, por lo que es necesario tener en cuenta los impactos climáticos a través de las estaciones y en diferentes lugares.

Muchos vertebrados en América del Norte son especies migratorias, incluyendo el 80 por ciento de las aves. La candelita norteña, por ejemplo, es un pequeño pájaro cantor migratorio que pasa cerca de dos meses de anidación en los EE.UU. y Canadá, antes de pasar el invierno en América Central y del Sur. La evidencia muestra que, para la la candelita norteña y otras especies, el clima en las zonas de invernación puede tener una variedad de efectos en el otro extremo de su rango. Estos incluyen una influencia en el momento en que las especies llegan a zonas de apareamiento, su éxito reproductivo y la dinámica de población.

Al pasar por alto una parte importante del ciclo anual de la especie, los aspectos clave de su biología se pasan por alto, dando lugar a escenarios de riesgo climático que están demasiado simplificados. Estas deficiencias podrían no detectar riesgos para las especies o esfuerzos de la población y engañar así a su conservación.

Los autores señalan que a pesar de los esfuerzos actuales para evaluar la vulnerabilidad de las especies al cambio climático son aún encomiables, por lo que deben realizarse esfuerzos para actualizar los métodos, mejorar la información sobre el ciclo anual completo para las especies migratorias. "Tememos que hacerlo, de no lograrlo supondrá no sólo costos sino la pérdida de enormes oportunidades para tomar acciones de conservación en los momentos y lugares adecuados para las especies más susceptibles de ser vulnerables."

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