Janitzio. Créditos: Loelle/Flickr. |
Para el pueblo purépecha existen Dioses del Norte y del Sur. Los del Norte son los primógenitos, a los que se les ofrecen ofrendas. A su vez el Universo se divide en tres partes: el Cielo, la Tierra y el Mundo de los Muertos llamado Pátzcuaro (Lugar donde se tiñe de negro). Conciben el mundo de los muertos como un lugar de tranquilidad, donde predomina tal color, dividido en cinco regiones, cada uno con sus respectivos Dioses.
De esta forma los tarascos consideran a Pátzcuaro, como la entrada al Mundo de los Muertos. En está habita Curicaueri, Dios principal, del fuego y guardián del Paraíso. Su adoración dio origen a una multitud de celebraciones, muchas de las cuales han subsistido hasta hoy.
Dentro de ellas destaca la correspondiente al Día de Muertos, la cual inicia el 28 de octubre y concluye el 2 de noviembre. El día 28 se recibe a las almas que provienen del limbo, muertos por accidente y aquellos que murieron con menos de un año de vida. Para el día 31 se inicia la preparación de lo que se llevará a Janitzio.
Durante el día primero se honran a los niños muertos y el día dos se reciben a los adultos. Desde las doce de la noche del día primero las familias comienzan a colocar servilletas bellamente decoradas sobre las tumbas y sobre estas alimentos que en vida los fallecidos prefirieron. Complementan las ofrendas veladoras, bebidas, dulces y flores.
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