La cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra ha superado 402 partes por millón (ppm) durante los últimos días de observaciones, el nivel más alto que en cualquier momento en al menos los últimos 800,000 años, de acuerdo a las lecturas de los equipos de vigilancia en una cima de la montaña en Hawai. El dióxido de carbono o CO2, es el gas de efecto invernadero de de mayor duración responsable del calentamiento global causado por el hombre, y que se está acumulando en la atmósfera debido a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural.
Mina de carbón. Créditos: Flickr/Elliot Brown.
Una vez emitida, una sola molécula de dióxido de carbono puede permanecer en el aire durante cientos de años, lo que significa que se dejarán sentir los efectos de las actividades industriales de hoy en día por los próximos siglos, si no miles de años. El dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, como el metano, calientan el planeta al absorber y redirigir la radiación solar saliente hacia la tierra nuevamente en vez de escapar hacia el espacio.

En 2013, los niveles atmosféricos de dióxido de carbono alcanzaron brevemente las 400 ppm por primera vez a mediados de mayo, pero en este año ese umbral simbólico se cruzó aún antes. Esto significa que es más probable que el máximo anual, que normalmente se produce en entre mediados y finales de mayo, vaya a subir aún más por encima de 400 ppm, por primera vez.

Aunque cruzar por encima de 400 ppm es en gran medida un hito simbólico, la investigación científica indica que cuanto mayor sean las concentraciones de dióxido de carbono recibidas, las temperaturas globales aumentarán, lo que resulta en un amplio abanico de efectos dañinos. Estos impactos van desde aumento global del nivel del mar a un mayor riesgo de olas de calor, sequías severas e inundaciones, de acuerdo a la más reciente Evaluación Integral de la ciencia del clima producido por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

El monitoreo moderno del dióxido de carbono se inició en 1958 en la cima del volcán Mauna Loa de Hawai, que esta a más de dos kilómetros de altura. En ese momento, las concentraciones de dióxido de carbono eran de sólo 313 ppm. Por desgracia han aumentado rápidamente y de manera constante desde entonces, monitoreadas tanto en el Mauna Loa y en otros observatorios de todo el mundo. Los gráficos de las últimas publicaciones son quizá el elemento más emblemático de toda la ciencia del clima, conocida como la "Curva Keeling" por Charles David Keeling, del Instituto Scripps de Oceanografía científico que inició y mantuvo el programa de monitoreo. El hijo de Keeling, Ralph, continúa ahora el trabajo de su padre, aunque él ha encontrado problemas de financiación en los últimos meses.

De acuerdo con el sitio web Curva Keeling , las concentraciones de dióxido de carbono se dispararon a 402,20 partes por millón el 7 de abril, mientras que los datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) mostraron un nivel ligeramente inferior de 402,11 partes por millón en el mismo día. Ambos conjuntos de datos indican que las mediciones diarias de dióxido de carbono han estado o están por encima de 400 ppm desde el 29 de marzo, y las estimaciones señalan que podría mantenerse por encima de 400 ppm durante el resto del mes y los siguientes.

Si bien estudios previos muestran fechas conflictivas sobre en que momento del pasado la atmósfera de la Tierra tuvo niveles altos de dióxido de carbono, las estimaciones varían desde 800,000 años a 15 millones de años. Estas estimaciones resultaron de estudios con burbujas de aire recuperadas en los núcleos de hielo de las profundidades de la Antártida, Groenlandia y otros glaciares, así como análisis químicos de muestras de coral del fondo del mar. Las burbujas de aire atrapadas en el hielo y pistas acerca de los niveles de carbono en la atmósfera obtenidas de los corales han mostrado que ahora hay más dióxido de carbono en el aire que en cualquier otro momento de la historia de la civilización humana.

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