"El peyote es el tercer ojo... pero es de Dios. Cuando lo comes con miedo, asusta; pero cuando lo haces con amor, quieres más porque te da poder, energía... surge el entendimiento"

Motoapohua es una palabra wixarika para referirse al eco de la montaña y sirva esto como introducción para poder hablar del documental Eco de la montaña que retrata la vida de Santos Motoaopohua de la Torre, un artista wixarika (huichol) quien durante varios años fue víctima como tantas del olvido.

Resulta que Santos hace años elaboró un celebre mural, compuesto por dos millones de chaquiras, que muestra la cosmovisión de su pueblo, el cual esta en Louvre, en Francia pero que por "descuido" de intermediarios del gobierno no había recibido el pago por su trabajo.

Y este es el preámbulo para que nos muestre Eco de la montaña  la vida de Motoapohua, siendo este el pretexto para poder conocer desde otro enfoque la forma de vida wixarika, complementando de forma precisa a Huicholes: los últimos guardianes del peyote.
El hilo conductor es el camino que Santos de la Torre emprende hacia cada uno de los sitios sagrados de su pueblo para poder conseguir el permiso con sus Dioses y así elaborar un nuevo mural, que resulta de la sabiduría del hikuri, elemento sagrado wixarika. La confección de este nuevo mural nos irá guiando en la comprensión de su mundo, reafirmando la percepción de un modo de vida donde lo religioso convive pacíficamente con cada acto y guía los pasos que dan.

Nicolas Echevarría, el director ha logrado mostrar de forma precisa y apasionante un universo donde lo creativo adquiere nuevas connotaciones y significados al estar entrelazados con rituales y cultura. La cámara se vuelve un silencioso testigo y complíce para seguirnos cautivando de una forma de vida apasionante y respetuosa con el Universo.