De acuerdo a la cosmovisión azteca Mictlantecuhtli es el Señor del Inframundoo o Mictlán, donde habita junto a su esposa  Mictecacíhuatl, Señora quien rige el Día de los Muertos, el día en que los muertos regresan a sus hogares para estar con sus familias. Gobierna sobre los nueve ríos subterráneos y las almas de los muertos.

A Mictlantecuhtli se le suele representar como un esqueleto, con manchas amarillas que representan la putrefacción de la carne con que los aztecas le ofrecían la piel de los esclavos sacrificados, tiene una calavera con muchos dientes y a su vez es asociado con arañas, murcielagos, buhos, cienpies y alacranes.

Cada año se le ofrecía un sacrificio durante el mes de tititl, en el templo de Tlaxicco, un lugar cercano a Malinalco donde se creía había una conexión directa con Mictlán.

Pese a esto era un dios que tenía apenas influencia sobre los seres humanos, motivo por el cual salvo las representaciones en códices apenas tenía sacrificios y ofrendas a diferencia de otros dioses.

Basta recordar que había cuatro lugares a donde los muertos acudían: Mictlán,  Tlaloclan, Tonatiuhihuícac o Chichihuacuauhco. Todos los muertos pasaban por Mictlán y sólo aquellos que no lograban superar las pruebas se quedaban toda la eternidad en este lugar.

Rivalidad con Quetzalcoatl

La leyenda cuenta como Quetzalcoatl junto a su hermano Xolotl descendieron al inframundo para conseguir huesos de aquellos que habían muerto durante el cuarto Sol.

Cuando Mictlantecuhtli se entera de tal osadía y ofensa envía codornices a perseguirlos, en su huída Quetzalcoatl deja caer los huesos al suelo y estos se quiebran en mil pedazos. Enseguida Quetzalcoatl recoje el polvo de los huesos y los tritura en un molcajete de jade junto con su sangre creando de este forma a los primeros seres humanos.