Tal parece que estamos estamos presenciando el inicio de un evento de extinción masiva como no ha ocurrido en la Tierra durante al menos 65 millones de años. Es la conclusión de un nuevo estudio, cuya investigación fue dirigida por Gerardo Ceballos, de la Universidad Nacional Autónoma de México y publicado en la revista Science Advances.

La investigación fue realizada con el propósito de determinar cómo las acciones humanas en los últimos 500 años han afectado a las tasas de extinción de vertebrados: mamíferos, peces, aves, reptiles y anfibios. Se encontró una clara señal de la pérdida de especies elevada que se ha acelerado notablemente en los últimos doscientos años, de modo que la vida en la Tierra se está embarcando en su sexta mayor extinción en su 3,5 mil millones años de vida.

Realizar una medición de las tasas de extinción es notoriamente difícil, pese a ello estos estudios están produciendo resultados profundamente preocupantes.Sin embargo, siempre existe el riesgo de que este tipo de trabajo sobreestime las tasas de extinción modernas porque tienen que hacer una serie de suposiciones dadas la escasez de datos disponibles. Ceballos y su equipo querían poner un limite a estos números, para establecer las tasas de extinción de especies que eran muy conservadores, con el entendimiento de que todo lo que la tasa de especies perdidas ha sido en realidad, no podría ser inferior.

Esto hace que sus resultados sean aún más significativo porque incluso con esas estimaciones conservadoras encuentran que las tasas de extinción son mucho, mucho más altas que la tasa de extinción de fondo -la tasa de pérdida de especies en ausencia de cualquier impacto humano-.

Un número de estudios han intentado estimar la tasa de extinción de fondo. Estos han producido valores superiores que predicen aproximadamente una de cada millón de especies que se pierden cada año. El reciente trabajo por el coautor Anthony Barnosky, doblan con eficacia este tipo de fondo y así asumen que dos de cada millón de especies desaparecen por causas naturales cada año. Esto debe significar que las diferencias entre el fondo y las tasas de extinción causadas por humanos serán más pequeñas. Pero se encuentran con que la magnitud de las extinciones más recientes es tan grande como para relacionarla con procesos naturales.

Registro de especies de vertebrados registradas como extintas o extintas en la naturaleza por la UICN (2012). La línea de color negro representa la tasa de fondo. Esta es la "estimación conservadora". Ceballos et al.

La "estimación muy conservadora" de la pérdida de especies utiliza datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Este contiene ejemplos documentados de especies en vías de extinción. Ellos usan la misma fuente de datos para producir la "estimación conservadora", que incluye especies extintas conocidas y aquellas especies que se consideran extintas en la naturaleza.

El documento ha sido publicado en una revista de acceso abierto, recomendado para su lectura y consulta sobre todo los materiales complementarios que acompañan. Los cuales incluyen una lista de las especies de vertebrados que se sabe han desaparecido desde el año 1500. Los nombres latinos para estas especies estarían familiarizados sólo para especialistas, pero incluso los nombres comunes son exóticos y extraños, por citar un ejemplo: conejo de Cuba.

Estas ramas exteriores particulares del gran árbol de la vida ahora se detienen. Algunos de sus restos se conservan, ya sea como fósiles en las capas de rocas o exhibiciones en gabinetes de museos. Pero nunca más habitarán la Tierra.

Ahora bien la pregunta que surge: ¿en qué medida es asunto propio? ¿Por qué debemos preocuparnos si el proceso natural de extinción es amplificado por los seres humanos y nuestra expansión civilización industrializada?

Una respuesta a esta pregunta apunta esencialmente a cabo lo que es el mundo natural para nosotros. Ya se trate de la polinización de nuestros cultivos, purificación del agua, proporcionando pescado para comer o fibras para tejer, somos dependientes de la biodiversidad . Ecosistemas sólo pueden continuar cubriendo nuestras necesidades si continúan funcionando en aproximadamente la misma manera.

La relación entre la diversidad de especies y la función del ecosistema es muy compleja y aún no se entiende bien. Puede haber disminuciones graduales y reversibles en su función pese a que la biodiversidad disminuya. Es posible que no haya efectivamente ningún cambio hasta que se produzca un punto de inflexión. La analogía aquí es imaginar la pérdida de remaches en las alas de un avión. El avión vuela intacta si unos remaches se pierden aquí o allá, pero de continuar desapareciendo los remaches es acercarse a una falla catastrófica.

Esta última investigación nos dice lo que ya sabíamos. Los seres humanos en el espacio de unos pocos siglos abrieron un boquete como una bola de demolición a través de la biosfera de la Tierra. La liquidación de la biodiversidad para producir productos y servicios tiene un punto final. La ciencia está empezando a esbozar lo que el punto final podría ser similar pero no puede decirnos por qué y cómo parar antes de llegar a ese punto.

Si consideramos la Tierra nada más como una fuente de recursos y un lavabo para nuestra contaminación, si valoramos otras especies sólo en términos de lo que pueden ofrecer a nosotros, entonces nosotros vamos a seguir deshaciendo el tejido de la vida. Es seguir sacando más remaches de la Tierra. Esto no sólo aumenta el riesgo de que dejará de funcionar de la manera que nosotros y las generaciones futuras dependerán, pero sólo puede reducir la complejidad y la belleza de nuestro hogar en el cosmos.

Referencia:
James Dike, "Earth’s sixth mass extinction has begun, new study confirms", The Conversation.