Bajo la superficie helada de Encélado, luna de Saturno, se ha hallado un oceáno. El descubrimiento proviene de la suposición de que el ligero temblor que se ha observado en su transito alrededor del planeta sólo puede explicarse si la capa hielo sólo es superficial.

El descubrimiento implica que el vapor de agua, partículas de hielo y moléculas orgánicas observadas provienen de las grietas en el Polo Sur de la Luna, aunque los datos aportados por Cassini muestran que el oceáno tiene una superficie global.

Durante siete años científicos de la misión analizaron imágenes capturadas por la sonda, la cual ha estado orbitando Saturno desde el 2004. Mediante análisis de cartografía analizaron detalles del relieve, en especial cráteres y se pudo obtener con notable precisión cambios en la rotación.
Imagen del interior de la luna Encélado mostrando un océano liquido bajo la superficie. Créditos: NASA/JPL-Caltech.

Producto del análisis se confirmó una variación, minúscula, pero medible de un temblor. Se sabe que la luna no es esférica, y registra variaciones a lo largo de su órbita mostrando que el planeta mueve a Encélado en su rotación.

Con las medidas del temblor, se realizaron predicciones de modelos para comprender la superficie interna del satélite. De ser sólidas la superficie interna y el núcleo, las mediciones de los temblores serían inferiores a las registradas, confirmando que el oceáno existe.

Lo que sigue ahora es explicar porque no se congeló el cuerpo de agua, una hipótesis que cobra fuerza se basa en que Saturno estuviese generando tal fuerza de atracción que generase un calor mayor al predicho y que evitará la congelación del agua bajo la superficie.

Aunque ha sido lenta la reconstrucción geológica de Encélado, esta llena de satisfacciones desde que en 2005 detectaron las primeras evidencias de hielo hasta las pruebas de mares en 2014 y en este año se ha recolectado evidencia geotermal del lecho oeánico.

El próximo 28 de octubre Cassini tendrá un nuevo acercamiento al satélite que destacará por ser la inmersión más profunda, sobrevolará a tan sólo 49 kilómetros de la superficie.

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