Los virus juegan en la frontera de la vida, no encajan con el concepto que nos hemos formado de los seres vivos y más aún no comprendemos completamente cómo se originaron.

Todo lo anterior se complico en 2003 cuando se descubrieron los primeros virus gigantes, los Mimivirus quienes además de su tamaño poseen 1016 genes, como una bacteria.
Virus gigantes adquiriendo genes de sus células huéspedes. Créditos:  Ella Maru studio/AAAS/Eurekalert.

Durante mucho tiempo se considero que los virus tenían un tamaño menor a las células y apenas poseían los genes necesarios para poder replicarse, por ejemplo algunos virus de cerdos y aves apenas tienen dos genes, comparados con la bacteria Escherichia coli que posee 4,400 genes.

Los Mimivirus miden al menos 400 nanometros lo que los hace visibles en los microscopios ópticos y poseen al menos 2,500 genes además de poseer ADN que permite al ARN la codificación de proteínas, algo que usualmente hacen los virus al modificar las células y hacer que produscan las proteínas que requieren. En su conglomerado de genes, en un 50 al 90% no se encuentra en otros seres vivos ni otros virus gigantes.

Aunado a ello con el paso del tiempo se han ido descubriendo más virus gigantes, los cuales llegan a medir  una micra (1,000 nanometros). Su descubrimiento ha llevado a analizar si es necesario modificar el árbol filogenético de la vida. Además de los tres dominios conocidos: bacterias, arqheas y eucariotas se ha propuesto un cuarto dominio que abarque los virus gigantes.

Quien sostiene este argumento explica que los virus gigantes son precursores de los demás virus, que con el paso del tiempo perdieron genes debido a su parasitismo. Otros investigadores sostienen que los virus gigantes estan en el mismo grupo que los virus pequeños, quienes evolucionaron a lo largo de millones de años al incorporar ADN de virus pequeños hasta lograr su tamaño actual.

El descubrimiento de un virus gigante en una planta de aguas residuales en Klosterneuburg, Austria parece resolver el misterio. El análisis de su ADN apoyó la hipótesis de que estos virus han cambiado con el tiempo y que no se requiere un cuarto dominio para explicar su diversidad.

El análisis metagénomico de todas las muestras permitió identificar un nuevo virus gigante que fue nombrado Klosneuvirus. Al comparar su ADN con otros virus gigantes pudo ser colocado en la familia de los Mimivirus.

El análisis de su genoma mostró una mayor similitud a células que a otros virus. Estos virus poseen genes que ayudan a codificar proteínas una vez que infectan células. 700 de sus genes tienen origen celular y provienen de amebas junto con ciliados lo que niega el cuarto dominio.

Faltaran más datos para comprobar si los Mimivirus y son realmente otro dominio o sólo son resultado de sus adaptaciones.