Es cada vez mayor nuestra dependencia a la tecnología personal. Sea el navegador, cada vez un mayor de personas están enganchados a algo, sea Netflix, Instagram o mensajería instantánea mientras conducen.

El año pasado Sea Parker, presidente fundador de Facebook, se preocupó públicamente de que su plataforma de redes sociales que él ayudó a crear "probablemente interfiera con la productividad de maneras extrañas" y agregó que "Dios solo sabe lo que está haciendo en el cerebro de nuestros hijos".
Créditos: Paolo Braiuca/Flickr.

Esa es la cuestión: realmente no lo sabemos. "Hay muy poca evidencia para decir con certeza qué efecto tienen estas tecnologías", agrega el psicólogo social de la Universidad de Nueva York Adam Alter, autor de "Irresistible: The Rise of Addictive Technology and the Business of Keeping Us Hooked", (Irresistible: El aumento de la tecnología adictiva y el negocio de mantenernos enganchados). "Una gran cantidad de personas siente que sus vidas están sufriendo como resultado de sus relaciones con sus dispositivos". Peor aún, muchos de ellos sienten un desequilibrio de poder en esa relación; de acuerdo a un informe sobre el estress de 2017 de la American Psychological Association, 65 por ciento de los adultos está de acuerdo en que su salud mental se beneficiaría tomando una "desintoxicación digital" o "desconectandose" periódicamente, aunque menos de un tercio de esas personas agregaron haberlo hecho.

Pero si reflexionamos sobre nuestro día y sentimos insatisfacción por haberlo revisando Instagram, debemos saber que hay un conjunto de herramientas digitales que pueden ayudar a desarrollar los hábitos que deseamos, y cambiar las que queramos.

Space, es una aplicación que tiene un período de espera de 10 segundos frente a cualquier aplicación que le gustaría usar de forma menos impulsiva. .

Sin embargo, "no molestar mientras conduce" de Apple, silencia el iPhone y oscurece la pantalla cuando está en un automóvil en movimiento, una característica que valora Andrew Przybylski, psicólogo experimental del Instituto de Internet en Oxford que estudia los factores que sustentan la autorregulación del uso de la tecnología. Przybylski es más escéptico que la mayoría de lo que él llama el "pánico moral" que rodea a la tentadora tecnología, pero encuentra un valor real en las características de comprobación de impulso de la solución de Apple. Más que el uso de los medios sociales o el tiempo de pantalla, reconoce, lo que más debería preocuparnos son las personas que usan el teléfono mientras conducen.

Sea un dispositivo, una aplicación o extensión: el propósito es el mismo: interrumpir el hábito que queremos quitar, haciendo que nos detengamos y confrontemos nuestro comportamiento para así poder cambiarlo. Algo que es fundamental, porque la investigación sugiere que modificar nuestros hábitos depende en gran parte de la autorreflexión.

Los psicólogos que practican la terapia de reversión del hábito mantienen que comprender cómo funciona un hábito, las señales que engendran su rutina y el anhelo que lo hace regresar, es crucial para modificarlo. La interrupción que brindan extensiones como xTab y aplicaciones como Space ofrecen un momento para preguntarse por qué vamos a realizar alguna conducta en primer lugar, qué esperamos obtener de ella y si es algo que deseamos en verdad realizar.

Aplicaciones para administrar tareas o  tiempos, como Todoist o Remember the Milk, en realidad no nos enseñan a administrar el tiempo o tareas. Ayudan a identificar nuestras tareas mientras que otras como 21habit, alentan la formación de nuevas rutinas.

Existen aplicaciones que también ayudan a comprender como usamos la tecnología, como Moment, que registra cuánto tiempo pasamos en nuestro dispositivo y cómo lo usamos, generando informes diarios sobre tus patrones de uso.

Pero incluso Moment requiere que reflexionemos . Las diseñadoras y los desarrolladores harían bien en considerar la creación de herramientas que permitan a los usuarios enfrentar sus comportamientos no deseados a medida que los realizan. No al final de la semana. No todas las noches, antes de ir a la cama. Pero si en ese mismo instante, en que no queremos repetir tal conducta. No es sencillo, pero el cambio nunca es fácil. Y aunque las funciones intermedias por sí solas no nos salvarán de nuestros dispositivos, podrían, con la orientación adecuada, ayudarnos a salvarnos.

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